Hola David,
La técnica del recorte tiende a debilitar la planta, por lo que desencadenaría una menor producción de "racima". Normalmente es un exceso de vigor el que conduce a la formación de estas "segundas inflorescencias". En los ensayos no hemos apreciado la formación de "racima", sino al contrario, muchas veces se han eliminado en la operación del recorte y las yemas prontas no han tenido inflorescencias al brotar.
Respecto a la doble vendimia, en rosado se puede aplicar con mucha más facilidad. Cuando lo hemos realizado en vinificación de tintos, siempre hemos conservado la proporción original pulpa/hollejo; la idea es mantener la concentración, pero disminuyendo el grado.
Saludos y gracias por los comentarios,
Pedro Balda

Pedro Balda

MEMBER

No puedo ver la ponencia por no estar en premium, pero por el comentario de David Budó y la introducción de la ponencia creo que me la puedo imaginar, supongo que equivocándome el muchas cosas por lo que me disculpo de antemano.
Para luchar contra el cambio climático nunca se me ocurriría quitar masa foliar, al contrario, la potenciaría, ya que debilita la planta, crea poca sombra y aumenta la evaporación y temperatura del suelo, consume menos CO2, aumenta los costos de kg de uva, baja la calidad y no vas a sacar el doble de cantidad de kg´s.
Se hizo hace unos años una doble poda y fue un rotundo fracaso.

Juanjo 

La técnica de recortar a saco las viñas es interesante pero, saldrían muchas racímas ? No se si se favorecería mucho su cantidad.
El tema doble vendimia es muy interesante. Yo normalmente lo hacía para el rosado primero y luego para conseguir mas concentración (aunque es dudoso que haya mucha diferencia en tan poco tiempo) para vinos más potentes.

Premium Especial

David

ADMIN

Victor Tirado

La microbiota de las vides silvestres no esta influenciada por medios externos, por lo tanto son nichos ecológicos sin intervención humana. En esta microbiota podrían existir especies, cepas o rutas metabólicas que podrían ser interesantes para combatir los efectos del cambio climático.

&nbsp;Las vides silvestres (Vitis vinifera subsp. sylvestris) tienen una reproducción sexual dioica, es decir, hay flores masculinas y femeninas, creando una presión selectiva que les permite adaptarse al medio. La microbiota de estas vides solo esta influenciada por medios externos como temperatura, concentración de azucares, etc. Por lo tanto son nichos ecológicos muy cercanos a las vides domesticadas pero sin intervención humana. En esta microbiota podrían existir especies, cepas o rutas metabólicas que podrían ser interesantes para combatir los efectos del cambio climático. Como ya se ha demostrado, el cambio climático esta provocando por un lado un aumento del grado alcohólico y el pH del vino, y por otro lado una disminución de la acidez. En el siguiente estudio presentado por Victor Tirado, biotecnólogo y técnico del IRTA en el INCAVI, se pretende estudiar la microbiota de las vides silvestres para encontrar levaduras que puedan tener interés ecológico para contrarrestar los efectos del cambio climático. Se tomaron muestras de 30 localizaciones del norte de España para luego aislar e identificar genéticamente las especies y cepas existentes. Una vez aisladas se llevaron a cabo microvinificaciones para estudiar cuales podrían resultar más interesantes.

Selección de levaduras de vides silvestres como herramienta biológica para hacer frente al cambio climático

Fernando Zamora

Las consecuencias del cambio climático en la vitivinicultura son una realidad. El grado alcohólico y los valores de pH cada vez son mayores y los desequilibrios entre la madurez industrial y fenólica afectan la calidad de los vinos. Para compensar estos efectos existen estrategias no microbiológicas de gran utilidad.

Las consecuencias del cambio climático en la vitivinicultura son una realidad que cada año se acentúa. El grado alcohólico y los valores de pH cada vez son mayores, y los desequilibrios entre la madurez industrial y fenólica están afectando la calidad de los vinos. Para compensar estos efectos, por un lado existen estrategias microbiológicas como, por ejemplo, el uso de levaduras que producen menos alcohol con la misma cantidad de azúcares y producen ácidos que permiten bajar el pH. Por otro lado, hay toda una serie de técnicas no microbiológicas para paliar los efectos del cambio climático que se están usando en la industria vitivinícola. Fernando Zamora, catedrático de la Universitat Rovira i Virgili y Presidente de la subcomisión de Tecnología de la OIV, explica en la siguiente conferencia qué técnicas existen, en qué consiste su uso y resultados de experimentos. En cuanto a la reducción de azúcar y alcohol, se explica la ósmosis inversa y la columna de conos rotativos. En cuanto a la disminución del pH se detalla el intercambio catiónico y la electrodiálisis. Finalmente, Fernando explica un experimento que consiste en la utilización de la uva verde procedente de los aclareos para reducir el alcohol y el pH.

Reducción del contenido en alcohol y del pH en el vino mediante estrategias no microbiológicas

Ramon Viader Guixà

A día de hoy, ya nadie cuestiona que nos hallamos en una situación de cambio climático que se traduce, como vector general, en un aumento paulatino y significativo de las temperaturas medias en el globo terrestre. También la evidencia, nos ha demostrado que el régimen de lluvias se ha modificado en muchos países.

A día de hoy, ya nadie cuestiona que nos hallamos en una situación de cambio climático que se traduce, como vector general, en un aumento paulatino y significativo de las temperaturas medias en el globo terrestre. También la evidencia, nos ha demostrado que el régimen de lluvias se ha modificado en muchos países. En general, en España, llueve menos. La viticultura española se desarrolla en unas zonas que antaño templadas, con fríos invernales marcados y veranos calurosos, ahora presentan inviernos más suaves, veranos cortos pero más cálidos y menor pluviometría. Ante esta situación, algunas empresas decidieron plantar viñas hacia latitudes más septentrionales tratando de buscar más humedad, más agua subterránea, menor insolación. Sin embargo, se trata de casos aislados dado que no es posible, en general, transportar la uva a mucha distancia o reubicar parte de la bodega.[registrado]El riego del viñedo, que tanto defendí en mi época al frente de la&nbsp;Asociación Española de Enólogos, no siempre es posible dada la frecuente no disponibilidad de agua. Las últimas vendimias en toda España han resultado de menor producción, año tras año. La calidad sanitaria estupenda en general a causa de una menor humedad ambiente y de mayores temperaturas en los días de maduración. Simultáneamente, estamos asistiendo a un preocupante descenso de los valores de acidez total y aumentos de pH y de grado alcohólico que corren paralelos a un desajuste entre el ritmo de la maduración fisiológica y de la maduración fenólica. Si esperamos a tener la uva enológicamente madura, sobre todo, para disponer de un buen color en los vinos tintos, el grado alcohólico se nos dispara. Este aumento ya desmesurado de la graduación alcohólica nos lleva a replantearnos modificar la legislación vigente de modo que el vino pueda tener hasta 16 o 17 grados, lo cual nos parecería absurdo. Las posibilidades de mitigar estos efectos son reducidas dado que no podemos actuar sobre la meteorología local, regresando a las condiciones climáticas de no hace demasiados años. <h2>Estrés hídrico</h2>Los estudios que venimos realizando en la última década, enfocados a conocer mejor la&nbsp;fisiología de la vid, nos están mostrando que la planta ante todo, como cualquier ser vivo, lucha por la supervivencia cuando las condiciones del medio le son adversas. En este sentido, los vegetales acusan dramáticamente la falta de agua y ante esta situación no tienen otro remedio que cerrar estomas para no secarse y morir por&nbsp;estrés hídrico. El cierre estomático representa suprimir la fotosíntesis. Se sabe por estudios científicos recientes que cuando la vid se encuentra en un entorno de estrés meteorológico con humedades relativas inferiores al 30% y una temperatura ambiente superior a 33ºC la fotosíntesis disminuye a tasas de menos del 40%. En esta situación, si además hay condiciones de estrés hídrico, la planta puede llegar a valores de conductancia estomática inferiores a 50 gs o lo que es lo mismo, un estrés hídrico severo que, de persistir y si coincide con golpes de calor, genera necrosis de los cloroplastos y por tanto, disminución de clorofila. El 90% del agua absorbida por el sistema radicular se evapora a la atmósfera durante las horas diurnas para refrigerar las hojas y para hacer la fotosíntesis. Esta cantidad de agua es proporcional a la superficie foliar de modo que la pérdida se calcula en 3-8 litros/cepa y día en función de su superficie foliar y del DPV (Déficit de Presión de Vapor) del día. A menor disponibilidad de agua esta cifra puede reducirse a 1-2 litros. Este volumen de agua es del todo necesario para refrigerar la hoja. En los días calurosos, si la temperatura de la hoja aumenta, la planta consume ácidos orgánicos y consecuentemente, disminuye la acidez del mosto. <h2>¿Cómo controlar el estrés hídrico?</h2>Ante la falta o escasez de agua se hace imprescindible buscar el equilibrio fisiológico que se sustancia por medio de diversos ratios. El primero de ellos es el cociente área foliar/carga.La cantidad de uva obtenida tendrá que estar relacionada con el área foliar de modo que tengamos un cociente área foliar/carga adecuado para cada vinífera. La carga, es decir, el peso de uva por cepa, también nos vendrá dado por el diámetro de la baya que como sabemos es un dato relevante especialmente en la uva tinta. El diámetro de la baya está condicionado a la disponibilidad de agua en cada una de las fases de crecimiento. La disponibilidad hídrica de la planta está sujeta a diversos factores. Unos, bien conocidos como por ejemplo el&nbsp;Agua Útil del Suelo&nbsp;(que hay que caracterizar para cada finca), pero también del&nbsp;Índice de Área Foliar&nbsp;de cada cepa, que se expresa en m2 de superficie. Para controlar la dinámica de cada añada hay que conocer estos datos y actuar en consecuencia, controlando el área foliar ante la escasez de agua y los procesos de estrés. Para controlar el estrés hídrico y el área foliar precisamos disponer de una serie de mediciones e indicadores. Como indicadores que miden en la planta, utilizamos la&nbsp;dendrometría, la&nbsp;teledetección&nbsp;y la&nbsp;superficie foliar&nbsp;que expresan su estado y tendencias de vigor y estrés, e integrándolas, seremos capaces de registrar la&nbsp;variabilidad espacial y temporal de cada finca. En peciolo, el&nbsp;análisis de savia&nbsp;nos permitirá conocer el estado nutricional. En el tronco, la dendrometría nos informará acerca del crecimiento o decrecimiento del tronco o lo que es lo mismo, el&nbsp;balance diario de agua y de fotoasimilados. Esta medición en continuo se hace imprescindible en los viñedos sometidos a riego. En el suelo, hay que medir la&nbsp;humedad y temperatura del suelo&nbsp;con sondas de capacitancia y éstas nos indicarán el funcionamiento de la raíz como resultado de la interacción del riego, la planta y el clima. <h2>Cultivos en espaldera vs cultivos en vaso</h2>En España, debido a la necesidad de mecanizar el viñedo para no depender tanto de la mano de obra, abaratar costes y creo también, por un acrítico mimetismo del viñedo francés, se iniciaron hace años los&nbsp;cultivos en espaldera.&nbsp;Este tipo de cultivo es apto en zonas de pluviometría alta y temperaturas suaves, pero se está demostrando del todo inadecuado cuando el agua es un bien escaso y en régimen de temperaturas elevadas como ocurre en nuestras latitudes. La espaldera presenta una exposición muy elevada de las hojas al sol con lo cual la evaporación es mucho más elevada que en el caso de las&nbsp;vides cultivadas en vaso. En este caso, no solo nos beneficiamos de un mayor sombreado de buena parte del área foliar sino también de una mayor protección de las bayas al sobrecalentamiento. El&nbsp;óptimo de actividad fotosintética&nbsp;se alcanza con iluminaciones mucho más bajas que la intensidad luminosa a pleno sol. En un día de verano, despejado, la iluminación alcanza valores de 110.000-120.000 lux y, sin embargo,&nbsp;los niveles óptimos de iluminación para la vid son del orden de 35.000 a 50.000 lux.&nbsp;El sobrecalentamiento que alcanzan las hojas no nos interesa en absoluto ya que produce una&nbsp;depleción de la síntesis de aromas y una disminución de la acidez&nbsp;a causa de la desnaturalización de la clorofila y el consiguiente descenso de la eficiencia fotosintética. Este fenómeno ocurre especialmente cuando se produce un sobrecalentamiento de la hoja (por encima de 35ºC) y cuando la temperatura de la hoja es superior a la temperatura ambiente. Igual ocurre con la baya que se calienta todavía más, por encima de la temperatura de las hojas. Cuando la temperatura ambiente es alta y la humedad baja, debido al&nbsp;cierre estomático&nbsp;que se produce, la vid toma potasio y calcio para poder mantener la presión osmótica y cerrar estomas para ahorrar agua. Esta dinámica la detectamos con sondas de potasio en el suelo. Si la planta no refrigera lo suficiente entra en fase de respiración consumiendo ácido tartárico y málico con la consiguiente pérdida de acidez y ascenso del valor de pH. En este sentido, nos parece absurdo tratar el mosto con resinas para bajar el valor de pH cuando lo natural, y sin duda más económico, es actuar sobre la planta. <h2>Azúcares</h2>Por cuanto se refiere a la síntesis de azúcares hay que tener en cuenta tres procesos. Un déficit hídrico controlado desde prefloración a envero nos permite actuar sobre el número de células del embrión y sobre la elasticidad de la pared celular. Ambos factores determinan entre otras, la&nbsp;concentración de azúcar en la baya. Un déficit hídrico sostenido durante unos días provoca una&nbsp;embolia floemática&nbsp;en el pedicelo de la baya que impide la entrada de azúcares en ésta. Si el déficit hídrico persiste, se produce un desecamiento de la baya y un consiguiente aumento de la concentración de azúcares. A nivel de&nbsp;biosíntesis de fotoasimilados, nuestros estudios indican que la absorción de iones cloruro y iones nitrato deben mantener una relación óptima la cual actúa acelerando o frenando la síntesis de glucosa y de fructosa. Una sonda en el suelo nos informa de la disponibilidad de estos iones pero su concentración en la planta solo podemos conocerla por medio del&nbsp;análisis de la savia. El típico, y obsoleto a la vez, análisis foliar no puede ofrecernos estos datos. <h2>Conclusiones</h2>En resumen, ante un futuro inmediato de altas temperaturas y escasez de agua, si deseamos mantener una viticultura apropiada para obtener vinos de calidad, con rendimientos óptimos y en un entorno totalmente sostenible sería recomendable adoptar las siguientes medidas:<ol><li>Transformar a vaso los cultivos en espaldera, de manera muy especial en donde no se disponga de regadío o de lluvia suficiente.</li><li>Dada la escasez de agua y en todo caso, la necesidad de ahorrarla, es necesario instalar un procedimiento avanzado de gestión del agua en el viñedo (mínimo consumo/máxima eficacia).</li><li>Disponer de los instrumentos necesarios para monitorizar día a día la fotosíntesis, manteniendo un ligero estrés hídrico necesario para impedir la absorción de potasio y con ello, el aumento de pH por causa de una pérdida de acidez. Este ligero estrés hídrico controlado nos permitirá además, obtener una notable mejora en los índices de calidad fenólica y de aromas de la uva.</li><li>Poner atención a la fisiología de la planta mediante análisis de la savia. Los balances entre diversos iones, básicamente cloruro y nitrato, nos permitirán frenar la síntesis de azúcares y evitar el ascenso desmesurado del grado alcohólico.</li></ol>[/registrado]

La viticultura frente al cambio climático

Enrique García Escudero

La variedad&nbsp;Tempranillo&nbsp;presenta un perfil de acidez “complicado”, especialmente delicado cuando concurren determinados factores naturales y de cultivo. El manejo de estos factores, y en este caso la variedad, puede condicionar de forma determinante la expresión de la acidez.

Enrique García-Escudero, vicedirector del ICVV e ingeniero Agrónomo y Jefe de Servicio del SIV-CAR, empezó la siguiente ponencia con las siguientes palabras&nbsp;"después de tanta comunicación y contenido científico a lo largo de las dos jornadas, me van a permitir hacer una reflexión basada en datos sobre un aspecto que tiene como título 3 palabras clave: variedad, cambio climático y disminución acidez". La variedad&nbsp;Tempranillo&nbsp;presenta un perfil de acidez “complicado”, especialmente delicado cuando concurren determinados factores naturales y de cultivo, por lo que la elaboración de vinos con la variedad Tempranillo exige una especial atención en lo que a consideración de la acidez se refiere.&nbsp;El manejo de estos factores de la producción vitícola, y en este caso la variedad, puede condicionar de forma determinante la expresión de la acidez, mitigando o exaltando la problemática asociada a la variedad Tempranillo. Las variedades consideradas en el siguiente estudio, presentado en la "Sesión 4. El agrosistema vitícola sostenible. Adaptación a una escenario de cambio climático", han sido: Tempranillo, Garnacha tinta y Graciano, presentando estos dos últimos cultivares un perfil acídico de interés. Se comprueba cómo estas dos variedades presentan niveles de parámetros de acidez de interés para Tempranillo en el marco del modelo de Rioja, basado tradicionalmente en el "ensemblage" de variedades y la crianza, o incluso para elaboración de vinos monovarietales con unos cultivares de fuerte arraigo en una región vitivinícola determinada.

El factor variedad de vid como modulador de la disminución de acidez en un escenario de cambio climático

Ponencia

Introducción

Calentamiento global

Consecuencias en los vinos

Desacoplamiento madurez fenólica-tecnológica

Aromas

Estrategias vitícolas: Cambios en la ubicación del viñedo

Cambios en el material vegetal

Retraso de la maduración

Retraso del ciclo vegetativo

Doble vendimia

Todo el contenido relacionado con la viticultura lo podrás encontrar aquí. La vid es una planta muy resistente, pero su buena gestión será clave en la obtención de una uva que cumpla con los objetivos preestablecidos en cada caso. Podrás encontrar temáticas relacionadas con viticultura de precisión, material vegetal, aplicación de fitosanitarios, etc.

Viticultura

Aquí podrás encontrar todos los contenidos relacionados con el cambio climático. Los efectos del calentamiento global son cada vez más importantes y por ello no podemos parar de trabajar para adaptar la viticultura a estos cambios.

Cambio climático

En esta ponencia, el enólogo e investigador de La Rioja&nbsp;Pedro Balda nos explica sus experimentos en la Universidad de La Rioja acerca de qué podemos hacer en la viña para intentar contrarrestar estos efectos patentes que son consecuencia del cambio climático.

Los efectos del cambio climático sobre el viñedo son más que conocidos por todos. Los niveles de acidez tienen tendencia a la baja, mientras que el grado alcohólico y el pH están incrementándose peligrosamente en muchas zonas. A partir de estas realidades, son muchos los enólogos y viticultores que están preocupados sobre cómo pueden sortear estos impactos, para poder tener un producto final equilibrado. Muchas son las técnicas estudiadas y llevadas a la práctica para remediar tales efectos. Sin embargo, se debe analizar bien qué condiciones climáticas y edáficas hay en cada viñedo para poder aplicar alguna de las técnicas que Pedro Balda, viticultor, enólogo e investigador, explica en el siguiente vídeo. Se trata de resultados y prácticas llevadas a cabo con mucho rigor y experiencia por uno de los grupos de investigación más relevantes del estado.